Desde entonces, el 8 de marzo se ha convertido en una fecha clave para reflexionar sobre las situaciones de discriminación que padecen las mujeres en el mundo, reivindicar el ejercicio efectivo de sus derechos en todos los ámbitos, exigir los cambios que sean necesarios para lograr la igualdad efectiva y plena y reconocer los avances conseguidos y los progresos y metas alcanzadas en los últimos tiempos.

Cierto es que muchos han sido los avances experimentados, y cierto es que, a nivel legislativo, los cambios han sido trascendentales. Nos han permitido abordar cuestiones que hasta hace un tiempo eran impensables. Aún así, la realidad va por delante y continuamos con brechas de género que hacen visible la desigualdad entre mujeres y hombres en relación al ejercicio efectivo de sus derechos. La segregación ocupacional horizontal y vertical, la brecha salarial, la infrarrepresentación de las mujeres en determinados sectores y puestos de decisión, la todavía escasa corresponsabilidad en la asunción de los cuidados, la violencia de género, etc., continúan estando presentes, en mayor o menor medida, y de manera global, en gran parte del planeta.

La conmemoración del 8 de marzo contribuye a aunar, en una única fecha, un movimiento internacional que contribuye a visibilizar la todavía desigualdad de género existente.

Este 8 de marzo, desde ONU Mujeres se ha acordado el lema “Invertir en las mujeres, acelerar el progreso” pues queda constatado que la inversión en la efectividad de los derechos de las mujeres es una cuestión de derechos humanos. Desde esta Entidad, se establecen cinco áreas que requieren una acción conjunta para no dejar a las mujeres atrás:

1.- Invertir en las mujeres, una cuestión de derechos humanos

El tiempo se acaba. La igualdad de género sigue siendo el mayor reto en materia de derechos humanos. Invertir en las mujeres es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos y la piedra angular para crear sociedades inclusivas. Los avances para las mujeres benefician a todo el mundo.

2.- Acabar con la pobreza 

Desde 2020, la pandemia del COVID-19, conflictos geopolíticos, desastres climáticos y turbulencias económicas han empujado a 75 millones de personas más a la pobreza severa. Si sigue esta tendencia, 342 millones de mujeres y niñas podrían vivir por debajo del umbral de la pobreza en 2030. Es crucial actuar de inmediato para evitarlo.

3.- Poner en marcha un financiamiento transformador para la igualdad de género

Según estimaciones recientes, el 75 por ciento de los países mantendrán los recortes en el gasto público en 2025 debido a los conflictos y al alza de los precios de los combustibles y los alimentos. La austeridad repercute negativamente en las mujeres ya que reduce el gasto público en servicios públicos esenciales, políticas de cuidados y protección social.

4.- Avanzar hacia el desarrollo sostenible y una sociedad del cuidado

El actual sistema económico exacerba la pobreza, la desigualdad y el deterioro medioambiental, afectando de manera desproporcionada a las mujeres y más aún aquellas que se enfrentan a múltiples discriminaciones. Los movimientos de mujeres que abogan por modelos alternativos proponen avanzar hacia una sociedad del cuidado que preserve el medioambiente y la sostenibilidad, amplificando la voz de las mujeres.

5.- Apoyar los feminismos que impulsan el cambio

Las organizaciones feministas lideran la lucha contra la pobreza y la desigualdad de las mujeres. Sin embargo, están abogando y trabajando casi sin recursos, ya que reciben un escaso 0,13 por ciento de la ayuda oficial para el desarrollo.

Conscientes de la situación y de los compromisos institucionales adquiridos, la Diputación de Alicante, con motivo del Día Internacional de las Mujeres, apela al consenso, colaboración e implicación de agentes sociales, instituciones públicas y privadas, movimiento asociativo y, en general, de toda la ciudadanía, para lograr avanzar en la efectividad de los derechos de las mujeres. Porque construir una sociedad igualitaria es cosa de todos y todas.

Desde el ámbito competencial de la Institución Provincial, y atendiendo a la realidad de los 141 municipios que integran la provincia de Alicante, se trabaja día a día en el desarrollo de las políticas de igualdad de género, a través del fomento y apoyo a iniciativas encaminadas a la implementación de la igualdad de género en el ámbito municipal.

En líneas generales, aspiramos a conseguir reducir las desigualdades sociales existentes entre mujeres y hombres en nuestra provincia, fomentando la participación de las mujeres en todos los sectores de la vida social, cultural, económica, política, etc., contribuyendo a la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas y promoviendo y fomentando la elaboración e implantación de planes municipales de igualdad de género.

Y ello lo hacemos a través del desarrollo de acciones concretas, así como la concesión de ayudas económicas a entidades y ayuntamientos de la provincia a través de las convocatorias de subvenciones anuales.

Seguiremos apostando por la formación y reciclaje profesional de quienes están al frente de las servicios, áreas o departamentos vinculados al desarrollo de acciones, programas y recursos destinados a la consecución de la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Los ciclos de encuentros por la igualdad de género, el congreso sobre la violencia contra las mujeres que llevamos realizando desde el año 2003 y el programa de formación dirigido al personal municipal es buena prueba de ello.

Y es que contar con servicios públicos eficaces pasa por tener equipos de profesionales especializados. Por ello, desde el pasado año, tenemos en marcha el servicio Iguales141, que pretende ser un recurso de información y asesoramiento en materia de igualdad de género dirigido a los municipios de la provincia de Alicante, especialmente a los de menos de 20.000 habitantes y que cuenta con su propia plataforma  iguales141.es

Pero aun con todo ello, la inversión en igualdad de género necesita de la implicación de toda la sociedad. No basta únicamente con la acción de las instituciones. Porque la verdadera transformación social pasa por los pequeños cambios fruto de las acciones individuales. “VAMOS A UNA” es más que un eslogan del 8 de marzo. Es un fin, es un propósito y es la fórmula que nos permitirá avanzar y progresar hasta alcanzar la igualdad pretendida.

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