La diputada de Arquitectura, Carmen Sellés, visita el municipio junto al alcalde de la localidad, Francisco Molines
La Diputación de Alicante ha concluido la redacción del Plan Director para la puesta en valor del Castillo ‘Sa Caseta des Moros’ de Tàrbena, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). La diputada de Arquitectura, Carmen Sellés, ha entregado esta mañana al alcalde de la localidad, Francisco Molines, este documento técnico que recoge las bases y las acciones a realizar para llevar a cabo la recuperación.
“Este proyecto se enmarca en la línea de fomento y cooperación municipal que desarrolla la Diputación de Alicante desde hace décadas, con colaboración técnica y económica, para recuperar y conservar el patrimonio monumental de nuestra provincia”, ha explicado la diputada, quien ha añadido que “en este caso es el primer paso para consolidar esta construcción de origen musulman de gran valor histórico y cultural”.
El Plan Director, cuyo coste ha ascendido a 26.000 euros, ha sido redactado por un equipo multidisciplinar y contiene, entre otros puntos, la descripción y estudio histórico del sistema hidráulico, sus antecedentes documentales, el estado de conservación y la definición geométrica.
Asimismo, el documento analiza las potenciales culturales, educativas, turísticas y económicas del enclave desde la sostenibilidad y las propuestas para su recuperación mediante obras de consolidación, restauración, reconstrucción y musealización, así como infraestructuras, fases de intervención, estimación económica y proyecto para su financiación y futura gestión.
El Plan Director para la puesta en valor del Palau Comtal de Cocentaina, el Castillo de Relleu, el yacimiento arqueológico del vicus romano de Los Baños de la Reina de Calp o el sistema hidráulico de Qanats de Crevillent son otros de los que ha gestionado recientemente el Área de Arquitectura de la institución provincial.
Castillo de Tàrbena
El Castillo de Tàrbena es de origen musulmán, aunque la mayoría de sus elementos pertenecen a reformas cristianas. Ubicado en el cerro Segué, a una altura de 700 metros, constituye un importante legado arquitectónico y patrimonial.
La fortificación es de planta irregular adaptada a la topografía del terreno y entre sus restos se encuentran algunas dependencias, en especial, la base de una torre y el aljibe, el cual constaba de dos recintos de distinto tamaño.
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