Las obras, que comenzaron en abril, tienen un plazo de ejecución de 7 meses y cuentan con una subvención de 440.000 euros de la institución provincial
La diputada de Arquitectura, Carmen Sellés, ha visitado esta mañana Els Banys de la Reina de Calp para supervisar el estado de las obras, que permitirán abrir al público el yacimiento gracias a una subvención de la Diputación de Alicante de 440.000 euros, el 90% del presupuesto total.
La adecuación y puesta en marcha de la Fase A del Plan Director, que comenzó en abril y se prolongará hasta octubre, supone un paso más en este ambicioso proyecto encaminado a salvaguardar el enclave y promocionarlo como un destacado atractivo turístico de valor internacional. Acompañada por la alcaldesa de la localidad, Ana Sala, y por la directora general de Patrimonio Cultural de la Generalitat Valenciana, Pilar Tébar, Sellés ha reafirmado “el compromiso de la institución y el trabajo realizado desde el Área de Arquitectura y la Fundación MARQ para poner en valor y recuperar el importante patrimonio cultural e histórico que poseemos como provincia con fin de darlo a conocer a la ciudadanía”.
La diputada ha querido agradecer especialmente el trabajo tanto del área de Arquitectura de la institución provincial, con el director Rafael Pérez al frente, como del equipo de arqueólogos y técnicos municipales para poner en valor “uno de los bastiones de la época romana de la costa mediterránea española, considerado un tesoro único en la provincia por su singularidad y monumentalidad”. Por su parte, la alcaldesa de Calp ha agradecido el apoyo recibido por parte de la Diputación para sacar adelante el ansiado proyecto y hacer realidad este proyecto de parque arqueológico visitable.
El Plan Director, que comenzó a gestarse en 2019, engloba las actuaciones necesarias para la consolidación de los restos arquitectónicos del área y su rehabilitación como museo de sitio, además de las modalidades de gestión, estudio económico y sostenibilidad.
El yacimiento ocupa una gran extensión de terreno, cercano a las cuatro hectáreas. A los viveros de la zona -que abastecían de pescado fresco a las villas romanas- se suman restos romanos adscritos a una amplia secuencia cronológica que abarca desde el siglo I al VII d.C. Todas las edificaciones aparecidas hasta la fecha formaron en la antigüedad una agrupación estructurada, salpicada de construcciones residenciales, de ocio, instalaciones industriales o de carácter religioso. También se ubican elementos más modernos como el Molí del Morelló, del siglo XIX, o la cantera de toba emplazada en la franja costera.